viernes, 27 de abril de 2007

Álvarez del Burlo: En la hora de la quiebra tramposa


EN LA HORA DE LA QUIEBRA TRAMPOSA (collage con versos de poetas africanos, sobre todo)


Llegará el momento favorable, dentro de esta tornadiza obscuridad, en que la emboscada silenciosa, desencadenará su injusto cometido.


Pero... quizás... tal vez... soñemos en que en esa hora de las quiebras trampo­sas, alimentado de infan­tes ocultos y de hermosos ensueños de tierra, existirá nuestro sonoro pájaro de clarinete. Ese pájaro musical dirá, colérico, a los vientos amigos, que no me entregue y añadirá:


--¡No queremos ser el simple grano de perfume donde se re­capitula y celebra el martirio de los brotes desarma­dos!; ¡oh, si si, Chim­borazo violento, toma por los pelos la cabeza del sol!: las balas trazado­ras, ya lo sabes, aun decapitan las rosas en las mañanas de ensueño. Y todos los colibríes y todos los espejismos no podrán resonar a olvido adormecido.


Si yo le dijese al manantial, esto que ahora os voy a decir a voso­tros, temblaría de pronto emocionado:


--"¿Qué es la pura hermosura sino ese peso completo de amenazas que em­belesa e induce a la impo­tencia el batir desarmado de un párpado?"...


Mejor sería adorar a la muerte abandonando nuestros dioses. Cuando, ésta, destruye o descuartiza, mata, o asesina a las gentes ¿qué están haciendo esos fantasmas?...


--Buena pregunta para ese momento propicio en que, limpiada de sabandijas y parásitos, toda palabra es hermosa pero efímera, porque, repito, "¿qué es la pura belleza sino la carga completa de amenazas que fascina e induce a la impotencia el batir desarmado de un pár­pado?"...


De modo que arrancaré las máscaras a los mentirosos dioses, máscaras que algunos hombres han inventado para tapar o cubrir, como un tapiz, en día de procesión, hediondo mula­dar; y, hundiéndolas en el albañal, las pondré luego como notas ejemplares para que canten en pentagrama de oro. Crepitarán las misteriosas ternuras, situadas en el corazón mismo de las palabras verdaderas, con hermosas cabelleras de meteoros.


--¡Ah!, has dicho hermosa cabellera: La más gallarda, la que es un chorro de sangre. Te hago otra pregunta: "¿Qué es la hermosura sino el letrero rasgado de una sonrisa sobre la cancela cobarde de un ros­tro?"...


Llegará, si no ha llegado aún, silenciosamente, la deshonrosa em­boscada: pues, cercada en el corazón de esta tierra, se liberará una miríada de sueños empurpurados de despertares que, al emprender el vuelo al Monte - Sol, se ahogarán, como siempre, entre risas, en el pico de los viejos cerní­calos del castillo del conde cervantino.


Pero, quizás, tal vez, soñemos en que, en la hora de las quiebras fraudulen­tas, nutrido de infantes ocultos, y de hermosos sueños de tierra... -¡Oh, si, si, Chimborazo violento!-... aparecerá nuestro cantor.


Fdo: Álvarez del Burlo

miércoles, 25 de abril de 2007

Iswe Letu: Fraseología


Piel arrugada de las momias de Egipto.

La que cubre el muladar hediondo.

Noche de la nieve helada.

La que abre el camino del fondo...

al festival que nace de la nada.

Un señuelo: una trampa.

Una vieja bayeta


al contraluz del alba.

El sucio confalón

que sirve de estandarte,


al que gatea,

para espantar las moscas


de la cara-dura.

Un comodín:


el comodín del corrompedor.


martes, 24 de abril de 2007

Borges: Arte Poética

Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo.

Jorge Luis Borges

lunes, 23 de abril de 2007

Rosalía de Castro: En las orillas del Sar

Oigo el toque sonoro que entonces
a mi lecho a llamarme venía
con sus ecos, que el alba anunciaba;
mientras cual dulce caricia
un rayo del sol dorado
alumbraba mi estancia tranquila.

Rosalía de Castro

viernes, 20 de abril de 2007

Gabriel Celaya: 'los Quílibus'

A veces uno piensa que nunca ocurre nada,
melancolía lenta, lluvia que todo lo iguala.
Camina por las calles sin notar las señales
...
No sé qué es lo que busca pero algo está pasando.
Yo ojeo un Diccionario y aprendo seriamente:
'Ajedrea; arbusto de hojas lanceoladas,
coriáceas y lampiñas, que da flores rosadas
o blancas, olorosas. Planta subfruticosa'.
Es como si topara con un nuevo misterio.
¡Tantas veces me encuentro con lo que no pensaba!
...
Son quílibus, son quids, son pequeñas sorpresas...

Gabriel Celaya
(Los espejos transparentes)

miércoles, 18 de abril de 2007

Fernando Quiñones: 'Amor Udrí'


Anocheciendo no

tuve que luchar más:


el deseo se recogió y se echó en mi corazón

como la mula en el establo.


Fernando Quiñones

('Crónicas de Al-Andalús')