viernes, 19 de diciembre de 2008

Iswe Letu: Paseando con Mutabaruka

'Recuerdo' (1) al alimón con Jean-Baptiste Mutabaruka (2)

Por Iswe Letu

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*Acuérdate de la dulzura de un atardecer
Recuerdo las dulzuras de los mediodías
*Junto a una fuente
Cerca de la poza
*De la danza de la hierba que se dobla
Del oleaje en los campos de cebada
*Bajo el viento
*Del agua que corre al fondo del valle
Del agua que fluye de poza a huerta
*Acuérdate, acuérdate de las locas carrera
*por llanos secos, quemados por el fuego
*cuando se pulverizaba todo el bosque
Recuerdo, recuerdo la loca carrera
del fuego por rastrojos del terreno
entre el verdor de la dulce otoñada
*Acuérdate de los primeros días escolares
Recuerdo mañanas camino de la escuela
*Del alfabeto rebelde
Del áspero silabario
*De la serie de números de las múltiples divisiones
*en el polvo maleable
De las hileras de números en suma interminable
en la negra pizarra
*Acuérdate de la ternura maternal
Recuerdo la ternura de mi madre
*De las manos de tu madre modelando tu rostro
De los brazos de mi madre cobijando mi cuerpo
*Los nervios tensos por los duros rayos del sol canicular
Los nervios crispados por los duros trabajos del campo
*Tesoro sin precio, inigualable, madre

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(1) 'Recuerdo' es un poema de Jea-Baptiste Mutabaruka

(2) Poeta ruandés educado entre los tutsis

(*) Con asterisco, los versos Mutabaruka

martes, 25 de noviembre de 2008

Erwin Areas: Donde los Mairena

La mañana sin neblina. El sol caliente.

Charo se fue por la quebrada

entre naranjos, ceibas y ojoches con nidos de loras.

Después pude imaginarlo en su trabajo

con la fuerza de un muchacho a los cincuenta años.

Desyerbando, tapizando

o en las faldas del Algodón asoleando fríjoles.



Erwin Areas

(NIcaragua)

sábado, 8 de noviembre de 2008

Mercedes Torréns Garmendía: El río de San Juan

Suspiran las cañasbravas
y hacen signos en la orilla,
y la suave brisa trae
una roja maravilla.



Mercedes Torréns Garmendía

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Jorge Luis Borges: Sarmiento

Sarmiento

Es él. El testigo de la patria,
el que ve nuestra infamia y nuestra gloria,
la luz de Mayo y el horror de Rosas
y el otro horror y los secretos días
del minucioso porvenir. Es alguien
que sigue odiando, amando y combatiendo.
Se que en aquellas albas de septiembre
que nadie olvidará y que nadie puede
contar, lo hemos sentido.

Jorge Luis Borges.

sábado, 25 de octubre de 2008

Iguerabide con las víctimas del franquismo

Para el Homenaje a las Víctimas del Franquismo que, a mediados de la década de los 80 del siglo pasado, se hizo en Euzkadi el escritor Juan Cruz Iguerabide envió varios poemas; entre ellos, este, que el mismo tradujo al castellano.


Jiraka

Jiraka habil
trenbide infinitotako
tren mamuan
Leihatilak ezin itxi:
Jiraka dabil
bake lizuna
kanposainduan.
Ezin leihatilarik itxi:
haizearen ametralladora.
Jiraka nabil
hezurdura hautsien
aspaldiko arraunketan.
Itxi ezin leihatilak:
noraezaren bonbardeoa.

__________

Girando

Giraas y giras
en el tren fantasma
de infinitass vías.
no puedes cerrar las ventanas:
negros sablazos de viento.
Gira y gira
la enmohecida paz
en el cementerio.
No puede cerrar las ventanas:
ametralladora del viento.
Giro y giro
en el pasado remar
de esqueletos quebrados.
No puedo cerrar las ventanas:
bombardeo de desoriantación.

jueves, 11 de septiembre de 2008

José Mª Amigo Zamorano: La muerte de la Tía Rema

-¿Remando siempre, contra viento y marea?


-¿Yo?... Siempre. Remando siempre. Contra viento y marea. Por mis hijos... remaré y remaré. Hasta agotar mis fuerzas.

La llamaban asi, la Tía Rema, porque siempre contestaba de la misma manera, cuando de arrimar el hombro o de luchar por una causa que ella creyera justa se trataba. Y en los pueblos pequeños, o grandes, incluso hasta en los barrios de las ciudades se le apoda a las personas por alguna carasterística peculiar, por algún detalle sabresaliente. Pero en los pueblos pequeños se conoce más a los vecinos por su mote que por el nombre que le pusieron en la pila bautismal. Ni tiene nada de extraño que escogieron lo de remar porque allí sonaba muy exótico. Tenían una ligera idea de lo que significaba, pero verlo, verlo, lo que se dice verlo... pues no: el mar estaba a miles de kilómetros. A ella no le importaba porque en su pueblo a un vecino muy feo lo llamaban 'Pito de Oro' porque en contraste sus dos hijas eran unas verdaderas beldades. De modo que estaba acostumbrada a esos nuevos bautizos.

Le Tía Rema llegó a aquel lugar años antes de proclamarse la II República. Era asturiana. De un pueblo pesquero. Alta, fuerte. De pecho prominente. Ojos azules, alegres, nerviosos. Frente ancha, pelo blanco y una berruga en la mejilla derecha de la que le salía un pelo negro. Reía a carcajada limpia. Entonces su cara se ponía colorada. A pesar de su berruga no era fea. Y desde luego muy simpatica y habladora.
Conoció a Remigio, su marido, en alguna ciudad del norte de España, un jueves cuando soldados y criadas tenían permiso de asueto. Él estaba sirviendo en el Ejércitó y ella hacía lo propio en una casa de señoritos.

Se conocieron. Si. Se conocieron demasiado y... se casaron poco antes de licenciarse. Por causas que es facil entender. Y basta.

La llevó al pueblo donde tuvieron cinco hijos. Remigio en 1936 se alistó otra vez en el Ejército esta vez para defender a la II República, muriendo en el frente de guerra.

La Tía Rema no se amilanó por eso y siguió batallando. Si alguien expresaba su admiración por el coraje de ella en su presencia, decía

-¿Yo?... Siempre. Remando siempre. Contra viento y marea. Por mis hijos... remaré y remaré. Hasta agotar mis fuerzas.

La contestación estaba llena de sentido. No era una frase vacía. Reflejaba cabalmente su actitud ante la vida. Su coraje para enfrentar las dificultades que entrañaba alimentar a cinco hijos en un tiempo de carencias. Es decir: remar y remar; contra viento y marea. Se dice fácil.

Ese proceder decidido, valiente, era del conocimiento en el Cuartel de la Guardia Civil, cuyo sargento se la tenía jurada. Sabía por los chivatos que atravesaba montes y riscos por la noche sin detenerla el frío. Trayéndose al hombro muchos kilómetros camida de estraperlo. Nunca la había pillado. Eso le reconcomía al sargento.

Un día, cerca de Navidad, le llegó el soplo de que la Tía Rema se había ido por la mañana a un punto en concreto. Y a la vuelta, por la noche, tenía que pasar obligatoriamente por las orillas del arroyo Mataburras.

Luego arrimada a la pared de las primeras casas, se iría por el callejón Abrazamozas hasta las puertas traseras de su corral.

-¡Numerooooooooo! -voceó el sargento.

-¡A sus órdenes, mi sargento!

-Esta noche esperaéis a la Tía Rema en el callejón Abrazamozas.

-¿Y si tarda o no viene?

-La traéis como sea, ¡¿entendido?!

-¡Si, mi sargento!

A la Tía Rema nunca la había pillado los civiles con su carga porque tenía un amigo en el pueblo que la avisaba colocando un pañuelo rojo entre las piedras de una tapia que cercaba un prado de su propiedad y que corría paralela a la curva del río Mataburras. Desde allí, parapetada tras las tapias podía las primeras casas. Y en noches de nevada cualquier movimiento se percibía desde su prado.

La Tía Rema estaba de regreso cerca de la una de la mañana. Venía muy cansada porque la nieve le había azotado de frente durante todo la travesía. Era una nieve que por allí llamaban rabia porque azotaba rabiosa la cara con unos copos que eran como finísimos alfileres que le pinchaban la cara. Afortunadamente para ella ya estaba casi en su casa. El peligro mayor había pasado. Al llegar a la tapia, vio, casi de milagro porque la altura de la nieve comenzaba ya a taparlo, el paño rojo. Era un contratiempo por lo cansada que estaba. Ahora no tenía más remedio que esperar. Porque después del esfuerzo realizado no iba a dejar abandonada la comida de sus hijos para que esos civilones se quedaran con ella. Ni hablar. Eso sería dejar de ser lo que era, la Tía Rema. Y ella remaba siempre contra viento y marea. De eso no cabía duda. Como tampoco iba a darle la satisfacción, a ese perro de sargento, de contemplarla como le pegaban con los vergajos.

Dio la vuelta a la tapia hasta que encontró un espacio donde había menos nieve y desde también se divisaba el pueblo. Escondió el saco tapándolo con la nieve. Se acurrucó haciéndose un ovillo.

-¡Qué bien se estaba! -pensó después de haber caminado horas y horas.

Miró al cielo. Nevaba menos. Luego miró al pueblo rodeado de una especie de neblina blacuzca. Silencio absoluto.

-Esperaré. Que se jodan de frío los guardias civiles esperándome. Ya se cansarán. Tienen que pasar obligatoriamente por ahí -y señaló con el dedo índice entre dos casas- entonces cojo el sacó y...

La pareja de la Guardia Civil esperó y esperó. No venía la Tía Rema y ellos estaban helándose. El sargento, furioso, los mandó regresar.

- Otra vez la puta esa se me ha escapado. ¡Cagüen la madre que la parió!

El pueblo se alarmó porque la Tía Rema no apareció ni por la noche, ni a la madrugada, a ni al día siguiente. Empezó a correr el rumor de que había sido detenida por la Guardia Civil y que de la paliza que le habían dado había muerto deshaciéndose del cadaver. El sargento, todos lo sabían, era una bestia. Lo que les hizo temer lo peor. Por eso se difundió la creencia de un crimen perpetrado por la Benemérita. Los días siguientes siguió nevando. A pesar de ello, el amigo de la Tía Rema se atrevió a acercarse hasta el prado para ver si averiguaba algo. Nada. No encontró rastro de su amiga. Lo comentó a ciertos vecinos amigos de él. Indicándoles que él le había avisado de la presencia de la Guardia Civil en el callejón de Abrazamozas. Todos llegaron a la conclusión, lo mismo que el pueblo, de un crimen perpetrado por los civiles. Si no, ¿dónde estaba el cuerpo de la Tía Rema?...

Unos días después, salió el sol. La temperatura se suavizó. Caía el agua por los canalones. De cuando en cuando, de los tejados se desprendían bloques de nieve produciendo en el suelo un sonido sordo y hueco. Salían a las calles las gentes. Mas animadas, más alegres. Hasta los pájaros se confundían y comenzaban a cantar como si fuera primavera. Los niños se desperdigaron por el contorno hundiéndose en la nieve. Avanzaban con dificultad, mientras se tiraban bolas de nieve. Solo una sombra teñía los corazones de las gentes: el recuerdo de la Tía Rema.

-¡La Tía Rema, la Tía Rema! -gritaron unos niños.

Todos corrieron hasta donde se oían las voces de los niños. Hasta la Guardia Civil. Efectivamente, la cabeza de la Tía Roma asomaba de la nieve. En el lugar donde se acurrucó. Estaba congelada.

viernes, 8 de agosto de 2008

Txomin Goñi Tirapu o cuando secuestran a un hombre libre

"Cuando Don Quijote se vio en la campaña rasa, libre y desembarazado de los requiebros de Altisidora, le pareció que estaba en su centro... y volviéndose a Sancho, le dijo:




-La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos, con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre: por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida: y por el contrario el cautiverio es el mayor mal que pude venir a los hombres."
Miguel de Cervantes en Don Quijote de la Mancha, cap. LVIII-2ª parte

Tratar o hablar de la libertad los que vivimos en el cautiverio, la mayor parte de la sociedad, tal vez no sea lo más lógico, pero puede imbuirnos un cierto aliento alado.

Lo estamos escribiendo después de ver el vídeo

http://www.dailymotion.com/video/x301qu_proceso-a-txomin-goni-tirapu_news

que por casualidad hemos encontrado en este mundo llamado Internet. Trata de la represión que llevan a cabo en Llanes (Asturias) contra un luchador, de los que hay algunos ejemplos cada vez más numerosos en España, que se mueve en pos de causas justas, ajeno a ganancias crematísticas. Se llama Txomin Goñi Tirapu, secretario de AVALL que es una asociación de gestes asturianas dispuestas a plantar cara al dinero enladrillado. En el vídeo se ve claramente como ante tamaña injusticia no hay un solo concejal que se indigne por el hecho de secuestrar ante sus ojos a un hombre hombre. Un hombre que además les demuestra con su resistencia que es y quiere seguir siendo libre y no sumisos cautivos como ellos.

Hemos citado a Cervantes porque nos parecía apropiado a tratar de Domingo F. Goñi Tirapu, un tipo quijotesco en el más noble sentido de la palabra: honesto, honrado, firme... pues como el mismo Quijote ha batallado en multiples luchas, como leemos en su biografía, pero que, a pesar de su angina de pecho, no se resigna a morir sin ton ni son, sino que sigue el consejo que Sancho le dio a Don Quijote y este no siguió: 'Hágame caso y no se deje morir así como así'. Goñi Tirapu lo sigue al pie de la letra: ¡Que se mueran los fascistas que lo secuestraron!

viernes, 30 de mayo de 2008

Aimé Césaire: 'A fuerza de mirar los árboles'

...

A fuerza de mirar los árboles me transformé en un árbol
y mis largos pies de árbol han horadado en el suelo
anchas bolsas de veneno altas ciudades de osamentas
a fuerza de pensar en el Congo
me he trans formado en un Congo zumbante de bosques y de ríos
donde el látigo chasquea como un gran estandarte
el estandarte del profeta
donde el agua hace
likouala-likouala
donde el chispazo de la cólera lanza su hacha verdosa y fuerza
los jabalíes de la putrefacción en la bella linde
violenta de las narices.

...


de “Cahier d‘un retour au pays natal”(*), (1939).


(*) Recientemente reeditado en España

jueves, 17 de abril de 2008

Hoy, jueves, 17 de abril de 2008, murió Aimé Césaire

PARÍS (AFP) - El poeta martiniqués Aimé Césaire, considerado el padre de 'la negritud', falleció este jueves a los 94 años de edad en Fort de France (Martinica), en el centro donde se encontraba hospitalizado desde el 9 de abril, informaron fuentes gubernamentales.

Nos gustaba la violencia poética de Aimé Césaire:


CONQUISTA DEL ALBA

Morimos nuestra muerte en bosques de eucaliptos gigantes acariciando encalladuras de paquebotes absurdos en el país para crecer drosera irrespirable paciendo en las desembocaduras de las claridades sonámbulas ebria muy ebria guirnalda arrancando demostrativamente* nuestros pétalos sonoros en la lluvia campanularia de sangre azul, Morimos con miradas creciendo en amores extáticos en salas carcomidas sin palabras que se opongan en los bolsillos, como una isla que se hunde en la explosión brumosa de sus pólipos —la noche, Morimos entre sustancias vivientes hinchadas anecdóticamente de premeditaciones arborizadas que sólo regocijan, que sólo se insinúan en el corazón mismo de nuestros gritos, que únicamente reverdecen con voces de niño, que solamente trepan a lo largo de los párpados en el peldaño agujereado miriápodos sagrados lágrimas silenciosas, Morimos de una muerte blanca floreciendo de mezquitas su dintel de espléndida ausencia donde la araña de perlas saliva su ardiente melancolía de mónada convulsiva en la inenarrable conversión del Fin Maravillosa muerte de nada Una esclusa alimentada en las fuentes más secretas de la ravenala se ensancha en grupa de gacela desprevenida Maravillosa muerte de nada. Las sonrisas escapadas al lazo de las complacencias deshácense sin precio de las joyas de su infancia en plena feria de sensitivas en delantal de ángel en temporada liminar de mi voz sobre la suave pendiente de mi voz a voz en grito para dormirse. Maravillosa muerte de nada ¡Ah! El penacho depositado de los orgullos pueriles las ternuras adivinadas he aquí con puertas más pulidas que las rodillas de la prostitución— el castillo de los relentes— mi ensueño donde adoro con la aridez de los corazones inútiles (salvo del triángulo orquial que sangra violento como el silencio de las tierras bajas) brotar en una gloria de trompetas libres con cascara escarlata corazón no mantecoso, sustrayendo a la ancha voz de los precipicios incendiarios y embriagadores tumultos de cabalgata

martes, 8 de abril de 2008

Jean-Joseph Rabearivelo: Viejas canciones de Imérina

Jean-Joseph Rabearivelo

Viejas canciones de Imérina
(Traducción de Rogelio Martínez Furé)


¡Un solo trueno en el Ankaraka,

y las orquídeas de Anjafy florecen, y llora y llora

la Hija-del-pájaro-azul, y ríe y ríe burlón

El-que-no-teme-el-castigo-del-mal!





Vieilles chansons des pays d'Imérina

miércoles, 19 de marzo de 2008

Mojammed Dib: 'Alborea'

Mohammed Dib: Alborea

El alba se insinua y el paisaje
esta hecho a fragmentos de sangre, viento
silencio y pálidas tormentas.


El canto de una hermosa voz rueda
interminable encima de las colinas
todos los nudos rotos -Ah, ¿cómo vivir?

Mi hogar es un lugar de escarcha,
sopla a muerte -pero tú murmuras:
'termina por lo menos el exilio'.

'Floreció la menta nueva',
'la higuera dio sus frutos',
'acaba por lo menos el dolor.'

En tiempos de torturas, tú solo,
moza de lavanda de corazón oscuro,
tú solo puedes cantar así.

martes, 19 de febrero de 2008

Vicente Huidobro: Camino

CAMINO

Un cigarro en el vacío

A lo largo del camino

He deshojado mis dedos

Y jamás mirar atrás

Mi cabellera
Y el humo de esta pipa




Aquella luz me conducía
Todos los pájaros son alas
En mis hombros cantaron




Pero mi corazón fatigado
Murió en el último nido




Llueve sobre el camino
Y voy buscando el sitio
donde mis lágrimas han caído.






Vicente Huidobro

jueves, 7 de febrero de 2008

José Mª Amigo Zamorano: Desarrollando un haiku

HAY KAIS

A cada racha de viento
la mariposa se desplaza
sobre el sauce.

Matsuo Basho


Se desplaza mecida por el viento y no conoce el miedo de seguir esperando. Sabe posarse en cada hoja e inicia el vuelo si el huracán azota con el látigo hostil de la intemperie. El sauce es su morada interina que adorna con suaves pinceladas. No tiene de momento otra que adornar pero la quiere como suya.

Así brotó su amor por los colores puros, sin mezcla alguna; además no puede permitirse el lujo de encarecer su vestimenta e incrementar su peso. Su ala es diestra y maestra antes aún que Olduwai o que Altamira.

A cada racha de viento replica bailando y riendo sobre el sauce con el liviano color que la acompaña. No huye aunque lamenta el traslado de lugar; pierde un tiempo precioso en la mudanza; después se tiende a descansar hasta que el alba la despierte para seguir pintando la existencia: su hogar eterno.

viernes, 1 de febrero de 2008

Omar Khayyam: Si estás borracho

Si estás borracho, Khayyam, se feliz.


Si contemplas a tu amada de mejillas de rosa, se feliz.


Si sueñas que no existes, se feliz


puesto que la muerte es la nada.



Omar Khayyam
(una rubayata)

miércoles, 23 de enero de 2008

Un Poema de Dennis Brutus: Cartas a Martha (1-11)

5

En el grisor del tiempo aislado
que en la mente ecoante desemboca,
fantasmas surgen y susurros de terrores
que pueblan el dédalo del yo.
Coprofilia; necrofilia; felación;
amputación del pene;
y en esta aljamiada sociedad,
ululando por ser reconocido como el resto de los yos en uno mismo,
el suicidio, la condenación, camina,
si no como sociable espectro,
sí familiarmente familiar,
un doppelgänger
que no puedes sacudirte.

(tomado de: http://belatreides.typepad.com/africa_log/)

jueves, 17 de enero de 2008

Grafiteclo

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-------*-----SON LOS DESEOOS DE-----*
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