"Alma celeste para amar nacida"
Espronceda
Casi me amabas.
Sonreías, con tu gran pelo rubio donde la luz resbala
hermosa.
Ante tus manos el resplandor del día se aplacaba
continuo,
dando disatncia a tu cuerpo perfecto.
La transparencia alegre de la luz no ofendía,
pero doraba dulce tu claridad indenne.
Casi..., casi me amabas.
Yo llegaba de allí, de más allá, de esa obscura cconciencia
de tierra, de un verdor sombrío de selvas fatigadas,
donde el viento caducó para las rojas músicas;
donde las flores no se abrían cada mañana celestemente
ni donde el vuelo de las aves hallaba el amanecer virgen
el día.
Un fondo marino te rodeaba.
Una concha de nácar intacta bajo tu pie, te ofrece
a tí como la última gota de una espuma marina.
Casi..., casi me amabas.
¿Por qué viraste los ojos, virgen de las entrañas del mundo
que esta atrde de primavera
pones frialdad de luna sobre la luz del día
y como un disco de castiadd sin noche,
huyes rosada por un azul virgíneo?
Tu escorzo dulce de pensativa rosa sin destino
mira hacia el mar. ¿Por qué, por qué ensordecess
y ondeante al viento tu cabellera, intentas
mentir los rayos de tu lunar belleza?
¡si tu me amabas como la luz!... No escapes,
maet insensible, crepuscular, sellada.
Casi, casi me amaste. Sobre las ondas puras
del mar sentí tu cuerpo como estelar espuma,
caliente, vivo propagador. El beso
no, no, no fue de luz: palabras
nobles sonaron: me prometiste el mundo
recóndito, besé tu aliento, mientras la crespa ola
qquebró en mis labios, y como playa tuve
todo el calor de hermosura en brazos.
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Vicente Aleixandre (Sombra del Paraíso)
Leído por la poetisa Carmina Casala
APARECE EN 'CAMINAR CONOCIENDO' Nº 4, PAG 46
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