Me llamaron los antiguos,
por insólita, utopía.
Tomás Moro
Sabemos de paso, compañeros de viaje
por la senda inhóspita que cada día
se extiende ante nosotros,
que nos ofrece cada día nuevo
puente que, de nuevo, derrumbado,
hace habitar la desazón en nuestro cuerpo.
Sabemos de paso, asombrados
cada día por la vida con que el sol
se presenta en nuestros ojos,
descubriéndola a la vida palmo a palmo
un color nuevo, indómito
que diluya la soberbia de los necios.
Y sabemos de paso, compañero
de mi mismo en el viaje
por un mundo inconcluso,
imperfecto y no redondo,
apresurado en este casos de imágenes
con afán sosegado de reposo.
O bien, de paso ser sabido caminante
sin camisa, ni destino, sudoroso,
apostado en la fuente de la vida,
bebiéndome su sed, aprendiéndome
la sonata de su chorro...
En un nuevo tiempo, ya desnudo, a cuna abierta,
abarcando el nuevo aire del sendero,
descaminado, caminante sin camino,
viajero del no ser que siendo solo
marcha despacio hacia todo aquello
que las gentes poderosas, sabias, bienpensantes,
siempre aventuran imposible.
EL AUTOR DE ESTE POEMA, JOSÉ LUIS SÁNCHEZ HERNANDO, ES PROFESOR Y YA HA OBTENIDO ALGUNOS PREMIOS DE LITERATURA. ÁVILA, MAYO, 1996
(Publicado en la revista 'Caminar Conociendo', nº 5, pag. 46. Julio de 1996)
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