Vicente Aleixandre
ANTONIO QUINTANA:
¡Hola, muy buenas tardes!: yo era un joven pintor, un joven andaluz que vino a Madrid para aprender pintura y resulta que se me ocurrió escribir poesía después de leer un libro de Vicente Aleixandre titulado 'Espadas como labios'; es un libro que influyó enormemente en mi quehacer lietrario, aunque mi poesía no haya sido nunca surrealista, pero si no hubiese sido por esa citada poesía no hubiese escrito la poesía que escribí. Luego tuve ocasión de ser amigo de Aleixandre, de visitarlo en su casa, incluso de ilustrar alguno de sus poemas; algunas ilustraciones andan por esta sala expuestas que las ha traído un amigo, Alfonso Silván. Fui uno de tantos jóvenes que iba por Velintonia a leer sus poemas, a visitarlo; incluso a darle la lata (de vez en cuando9 también le molestábamos un poco); y fui tanto tiempo, hasta que murió Aleixandre, siguiendo por su casa; así que me voy a limitar un poquito a leer un par de poemas de ese libro mencionado por mí 'Espadas como labios':
Salón
Un pájaro de papel
y una pluma encarnada,
y una furia de seda,
y una paloma blanca.
Todo un ramo de mirto
o de sombras coloreadas,
un mármol con latidos
y un amor que se avanza.
Un vaivén obsequioso
de momentos o pausas,
un salón de walquirias
o de damas desmayadas.
Una música o nardo
o una telas de araña,
un jarrón de cansancios
y de polvos o nácar...
Todo dulce y dolido,
todo de carne blanca;
amarillez y ojera,
y pábilo y estancia.
Amor, vueltas, caídas,
mariposas, miradas,
sonrisas como alambres
donde la cera canta;
pájaros, cajas, música,
mangas, vuelos y danzas,
con los pechos sonando
bajo las llamas pálidas.
Cinturas o saliva,
hilos de finas platas,
besos por los dorados
limones que colgaban.
Tú, calor que ascendiendo
chocas carnes de latas,
pones besos o líquenes
por humedades bajas,
llevas vientres o conchas
o perezosas barcas
y axilas como rosas
sueltas de madrugada,
misterios de mejillas
a la deriva amadas
y oídos y cabello,
desmayos, voces bajas...
Golfo ancho detenido
junto a la orilla baja,
salón de musgo y luna
donde el amor es alga,
donde los trajes húmedos
son piel que no se arranca
cuando entre polca y brisa
despunta hacia el alba.
Vicente Aleixandre
(Espadas como labios)
Debajo 2 grabados de Antonio Quintana. Todo ello en la página 14 de la revista 'Caminar Conociendo' del número 4 de mayo de 1995
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