miércoles, 14 de marzo de 2007

José Mª Muñoz Quirós: 'Vicente Aleixandre, un nuevo nacer'



José Mª Muñoz Quirós: ‘Vicente Aleixandre, un nuevo nacer’

Conocido poeta abulense de una febril actividad en el campo de la literatura, D. José Mª Muñoz Quirós ha tenido ya varios premios, siendo el primero el del Ateneo de Salamanca. Autor de numerosos libros de poesía: ‘Carpe Diem’, ‘La estancia’, ‘ternura extraña’… Desde el nacimiento de la revista ‘Caminar Conociendo’ ha colaborado de una manera desinteresada con nosotros. Tiene la palabra D. José Mª Muñoz Quirós.


20 años decisivos veraneó el poeta Vicente Aleixandre en Las Navas del Marqués. Desde la adolescencia a la juventud pudo conocer la luz rotunda de estas tierras de pinares, el horizonte infinito de estos cielos castellanos. Pero el hecho decisivo se produce cuando un jovencísimo Aleixandre se encuentra con Dámaso Alonso, que también pasaba su veraneo en Las Navas. Un nuevo nacer surgía, inolvidable y absoluto, porque va a suponer una decisión vital para el joven Vicente: el conocimiento de lo poético como revelación misteriosa y desconocida, ni tan siquiera sospechada.
José Luis Cano nos da noticia de este suceso, y es en el propio epistolario de este poeta donde encontramos las más claras referencias.
Han pasado 40 años desde aquellos veranos de Las Navas del Marqués, Vicente Aleixandre es ya un poeta de primera línea que está culminando su quehacer lírico extraordinario. En carta personal, el 6 de agosto de 1965, Aleixandre escribe a José Luis Cano:
“El día 10 iremos a Las Navas, tan memorable para mí, donde pasé los veranos de mis 13 a 22 años. Años decisivos. No he vuelto desde hace 40 y me atrae mucho ver aquello de nuevo, meterme en el tiempo mágico y deambular por su aire suspenso. Ya sabes lo sensible que soy a estas reversiones y resurrecciones casi físicas”.
La última expresión de la carta es muy significativa: Aleixandre deseaba una resurrección de la memoria a través del encuentro impactante de los lugares reveladores de sus años críticos.
Y se produjo la reversión y la revelación del tiempo ido, la fusión de los tiempos enredándose en una atmósfera que impactó su vivir y su crear: 2 textos de una gran importancia han dejado constancia de aquel momento.
En primer lugar, el poema ‘El pasado: Villa Pura’, que fue incluido en el poemario ‘Poemas de consumación’, publicado 3 años después de su retorno físico a Las Navas. En este poema Vicente Aleixandre recibe, frente a sus sueños de identidad de un tiempo, el impacto de las cosas, el conocimiento primero de la vida como génesis de sus posteriores relaciones con el mundo:

Aquí en la casa chica,
Tres árboles delante, la puerta en pie, el sonido:
Todo persiste o muerto,
Cuando cruzo. Me acuerdo: ‘Villa Pura’.
Pura de qué; del viento.
Aquí ese niño puso
En pie el temblor. Aquí miró la arena
Muerta,
El barro como un guante,
La luz como sus pálidas mejillas
Y el oro viejo dando
En el cabello un beso
Sin ayer. Hoy, mañana.
Las hojas han caído, o de la tierra al árbol
Subieron hoy
Y aún fingen
Pasión, estar, rumor. Y cruzo
Y no dan sombra,
Pues que son. Y no hay humo.
Velar. Vivir. No
Puedo,
No debo
Recordar. Nada vive. Telón que el viento mueve
Sin existir. Y callo.

El recuerdo es poderoso porque atrapa, porque sus pasillos le conducen hasta el punto inicial del sentido. Se abre un abismo impresionante, una sima de imposible conexiones con el pasado.
El segundo poema no fue publicado en vida de Vicente Aleixandre. Carlos Bousoño lo publica en la revista ‘El Ciervo’ en el año de 1986, 2 años más tarde la muerte del poeta. Se trata de un texto recurrente pero de una impresionante intensidad, con una estela de extraña melancolía en cada letra. El poema se titula ‘Memoria’:

Aquí está, delante de esta ermita,
Tu figura de niño. El cirio funeral, la cruz
Arcaica.
Las cabras lacias que sin luz volvían.
Mudo el mimbre de la noche.
Seras hospitalarias, tristes modos,
No son oscuras heces
De un ayer ahí varado,
Finado; ahí insepulto.
Recordar es obsceno. El ave nace y debe
No volver. La luz más pura, olvida.
Las aguas ignoran su retorno y despiden
Su fulgor hoy, naciendo.
Ah, libertad del día intacto.

Se advierte en este poema la soledad frente al pasado, incorporando a su vivir todo lo ya vivido. Es la memoria que no debe transgredir más de lo necesario porque ‘recordar es obsceno’, dentro de los significados que para Vicente Aleixandre tiene la palabra obscenidad.
Estos 2 poemas fueron el resultado creativo de la vuelta física a Las Navas del Marqués, porque el vuelo espiritual fue constante, y mucho más aún la huella por la que el joven Aleixandre se encuentra con el saber poético de la mano de Rubén Darío. El texto clave de esta revelación es ‘Rubén Darío en un pueblo castellano’, en esta ocasión lo escribe en prosa, a modo de encuentro, y fue publicado por vez primera en la ‘Revista de Occidente’, pero nunca incorporado a su serie de semblanzas ‘Los Encuentros’. Su publicación ha sido realizada en el libro reciente ‘Prosas Recobradas’ que recopiló Alejandro Duque Amusco.
La importancia de lo que nos cuenta Aleixandre radica en la revelación de su proceso inicial con la escritura. Nos dice el poeta: ‘Cada poeta tendrá su sencilla historia que relatar. En el complejo de la experiencia humana, el conocimiento de la poesía por un poeta no sé si siempre estará tan nítidamente diferenciado en el recuerdo. Para mi tiene un nombre y un bulto concreto. Por é accedí al descubrimiento de una verdad, y en último término a la de mi mismo’.
Rubén es pues la figura del reconocimiento, y aquellas Navas del Marqués y aquel año de 1917 la fecha de la nueva realidad.
No se puede decir mejor y más claro. El momento mágico y poderoso de la nueva existencia se derrama entre los vientos y las luces de Las Navas del Marqués, le asedia el encuentro del misterio y le culmina la plenitud de lo poético. A partir de este instante hay que hablar de otro Vicente Aleixandre, hay que poner una barrera divisoria con un tono existencial distinto. La realidad queda inundada de una luz diferente, y las entretelas de del joven Aleixandre se nutren de nuevo conocimiento arrebatador y hondísimo.
Podemos decir que se produce un segundo nacer, un renacer con todas las consecuencias, y esa verdad se suscita en Las Navas del Marqués, de la mano del sosiego estival, en la soledad del hombre y sus entornos y con la palabra sacudidora de Rubén Darío ¡Qué hermosa conjunción!
Porque los nacimientos son tantos y tan diversos, y el nacer a la poesía tan esencial para el que recibe sus aguas mágicas y misteriosas. Vicente Aleixandre no pudo nunca olvidar este rincón de Castilla, y en la memoria irá, como prendida por una luz sin orillas, la silueta total y eterna del origen que transformó su vivir para siempre en otro nacer, infinitamente mayor que el nacer a la vida.

José María Muñoz Quirós

(de las páginas 12 y 13 de la revista ‘Caminar Conociendo’ número 4 de mayo de 1995 de homenaje a Vicente Aleixandre)

No hay comentarios: