jueves, 8 de marzo de 2007

Urbano Blanco Cea: 'Sola'

Sola

por Urbano Blanco Cea

(A Anita Cea, dolorido)

Se marchó temprano
-aún mi sangre encendida en su vigor-
supe que no volvería
cuando el silencio llegó.

Cuatro décadas, dos manos
seis hijos y un gran dolor
para vivir otra vida,
con él murió la anterior.

Envejecí en una noche
quise perpetuar su amor
y lo que sentí fue frío
antes de olvidar su olor.

Sólo mis manos recuerdan
lo que el tiempo no borró,
cuántas lágrimas secaron
cuánta hiel, cuánto temblor,

cuánta tierra removieron
el pan y la sal en pos,
el hambre de seis hermanos
oprimiendo el corazón.

También ellos se marcharon
pero se quedó el dolor.
Mirándome, en el espejo,
vi mi propia compasión.

Aptera mi alma afligida,
desleído el corazón
en lágrimas de amargura,
enferma de crispación.

La soledad se respira
-una hipertensión atroz
teje la araña del tiempo,
crece lenta en mi interior-,

mensajera de la muerte
que arranca toda ilusión,
viva muerte y muerte viva,
miedo y desesperación.

Duele, en agraz, el vacío,
duele ver la luz del sol,
la angustia en un tiempo quedo
es más que puro dolor,

destilar melancolía
necesitar otra voz,
por quien, para qué vivir
hueco el tiempo y sin valor.

Y siempre, denso, el silencio.
Llorar a solas con Dios
es ir muriendo despacio,
como marchita una flor.

Urbano Blanco Cea, bibliotecario y poeta.

En la página 22 de la revista 'Caminar Conociendo' número 4 de mayo de 1995

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