jueves, 15 de febrero de 2007

Agustín García Calvo: Fragmento de 'La Ilíada'



ILÍADA

(Versión rítmica inédita -entonces- de
Agustín García Calvo)


CANTO VII

AL ALBA SIGUIENTE REUNE ZEUS A LOS DIOSES, Y LES HABLA CON FUERTES AMENAZAS AL QUE DESOBEDEZCA Y HAGA OSTENTACIÓN DE SU PODER SUPREMO; ATERRADOS TODOS, SU HIJA ATENA, TRAS DECLARAR OBEDIENCIA, SUGIERE QUE SEA DADO ISPIRAR A LOS AQUEOS, PARA QUE NO PEREZCAN TODOS; A LO QUE RESPONDE ZEUS AMABLEMENTE; Y LUEGO, MONTANDO EN CARRO, DEJA EL OLIMPO Y SE VA A SENTAR EN UNA CUMBRE DEL IDA, DESDE DONDE MIRAR A LA CIUDAD DE TROYA Y LAS NAVES GRIEGAS.



Aurora veliazafrana cundió por toda la tierra,
y Zeus el goza-del-rayo a los dioses llamaba a asamblea
allá en la cumbre más alta del Olimpo el de ásperas-quiebras;
y él mismo hablaba, y los dioses prestaban todos orejas:
"¡Oídme, los dioses todos, y oídme, todas las deas,
que diga lo que el corazón me manda en sus entretelas!
¡No haya deidad, ni que sea varón ni hembra que sea,
que intente desbaratar mi palabra, y bien atendedla
todos al par!, que así cuanto antes cierre esta cuenta.
Pero al que yo por detrás de los dioses cate y entienda
que ir a amparar a los Troes o que a los Dánaos quiera,
ése al Olimpo azotado vendrá y a mala vergüenza,
o lo he de agarrar y echarlo al Tártaro de-onda-tiniebla
lejos allá, donde es más profundo el abismo so tierra,
allí donde está de bronce el umbral y de hierro las puertas,
tanto de infiernos abajo cuando es del cielo a la tierra:
luego sabrá cuánto soy sobre todos los dioses en fuerza.
O, si no, ¡ea, que más lo sepáis, haced, dioses, la prueba!:
un cable de oro dejemos del cielo abajo que penda,
y todos a él colgáos los dioses y todas las deas:
mas ni aun así podréis arrastrar del cielo a la tierra a Zeus
el sumo caudillo, por mas que andéis de faena;
pero, como yo tirar y arrastrarlo podré y con las mares enteras;
y el cable después de un alcor del Olimpo acaso lo prenda
y amarre, y toda la masa se quede en vilo suspensa:
tanto por cima de dioses está y de hombres mi fuerza".
Tal dijo; y todos quedaron callando en muda sorpresa,
de su discurso pasmados; pues harto fuerte lo hiciera.

(página 26 del número 4 de la revista 'Caminar Conociendo'. Mayo de 1.995)

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