miércoles, 14 de febrero de 2007

José Mª Amigo Zamorano: DOS CENTENARIOS: ENGELS y MARTI

DOS CENTENARIOS: ENGELS y MARTÍ


El 19 de mayo DE 1885 moría en su patria el gran poeta y político CUBANO, José martí y el 5 de agosto del mismo año lo hacía, en Londres, Federico Engels, uno de los más importantes organizadores del movimiento obrero del siglo pasado. Ambas, personalidades controvertidas, influyeron y siguen influyendo en numerosas personas, hasta el punto de enarbolar sus retratos, como si de santos se tratara. Desde esta biblioteca, donde se hallan algunas de sus obras, queremos recordar este evento sin prejuzgar que sus obras (el tiempo lo dirá) perduran. Como grandes de su tiempo estuvieron atentos a lo que acontecía en el mundo; una muestra son estos comentarios sobre España, de aquel entonces que parece hoy. No en vano las bibliotecas son depositarias de la memoria del Hombre.

Engels, F.
Martí, J.


Corrupción de los hombres públicos


Por Federico Engels
Londres, 15 de agosto de 1854

Jamás revolución alguna ha ofrecido espectáculo más escandaloso por la conducta de sus hombres públicos que esta revolución emprendida en pro de la ‘moralidad’. La coalición de los viejos partidos que forman el actual gobierno de España (el de los adictos a Espartero y el de los adeptos a Narváez) de nada se ha ocupado tanto como de repartirse el botín consistente en puestos de dirección, empleos públicos, títulos y condecoraciones.
Para calmar los recelos de la ‘chusma’, el torero Pucheta ah sido ascendido de director de los mataderos a director de la policía.
El desdoro en el reparto del botín se refleja de particular manera en distribución de loa cargos de embajadores.
Me refiero al nombramiento de González Bravo para la embajada de Constantinopla. Este hombree es el prototipo de la corrupción española. En 1840 publicaba el Guirigay –especie de punch madrileño-, desde el que lanzaba los más furiosos ataques contra Cristina. Tres años después, su afán de ocupar un cargo lo hizo un moderado estrepitoso. Narváez, que necesitaba un instrumento dócil, lo utilizó como primer ministro de España y le pegó la patada en cuanto pudo prescindir de él. En el entretanto, González Bravo entregó la cartera de Hacienda a un tal Carrasco, quien saqueó el Tesoro español sin andarse por las ramas. Nombró subsecretario del Tesoro a su padre, el cual había sido sustituido de un cargo subalterno en el Ministerio de Hacienda por malversación de fondos, e hizo a su cuñado, alabardero del teatro del Príncipe, paje de la Reina. Cuando se reprochó su apostasía y su corrupción, González Bravo contestó: “¿No es ridículo ser siempre el mismo?". Pues este hombre ha sido elegido para desempeñar una embajada de la ‘revolución de la moralidad’.

Federico Engels
New York Daily Tribune, 1 de septiembre de 1854
(son extractos)

DE LA PÁGINA XVI DE 'FONTANA SONORA' SUPLEMENTO DE LA REVISTA 'Caminar Conociendo' Nº 4 DE3 MAYO DE 1995

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